Los quehaceres del equipo directivo llenan y desbordan cualquier agenda, entre las cuales destacan reuniones con padres, alumnos que se accidentan, planillas para completar, ausencias imprevistas, etc. Ante tareas tan arduas y diversas, el equipo directivo debe guiarse por cuatro preguntas centrales:
- ¿Cuánto de lo que hace se relaciona directamente con el aprendizaje de los alumnos?
- ¿Cuántas veces la urgencia lo desvía de lo planificado?
- ¿Qué actividades puede delegar?
- ¿Cómo puede organizarse mejor?
Es importante no olvidar que el equipo directivo trabaja siempre en tres dimensiones:
1.- DIMENSION TÉCNICO-ADMINISTRATIVA:
Incluye las tareas administrativas, burocráticas y organizativas, por ejemplo: atender proveedores, organizar el uso de lugares comunes (entre otros), sabiendo que esta dimensión se ocupa del funcionamiento de la escuela como organización… “de ahí su importancia”.
2.- DIMENSION SOCIO-COMUNICATIVA:
Crear y mantener relaciones dentro y fuera de la institución:
- DENTRO: El director busca que sus decisiones sean viables y legítimas, comunica, genera consensos, se posiciona como autoridad y atiende las demandas.
- FUERA: Busca conocer el medio social donde la escuela está inmersa, se preocupa por una efectiva vinculación con la familia, articular con las instituciones y crear políticas sociales relacionadas.
3. DIMENSION PEDAGÓGICO-DIDÁCTICA:
Es la razón de ser del equipo directivo. Implica saber y coordinar qué y cómo se enseña.
Debe orientar a los docentes ante las problemáticas y dificultades que se presenten, acompañar en la planificación, el diseño de secuencias y la selección de recursos (entre otros).
Aunque estas tres dimensiones son de suma importancia, la pedagógico-didáctica debe primar sobre las demás, ya que el equipo directivo tiene una responsabilidad central e indelegable en esa dimensión como recorrer las aulas, mirar las planificaciones de los docentes, aconsejarlos, analizar trayectorias, etc.
Por otro lado, es necesario tener en claro qué aspectos son prioritarios, como generar oportunidades para asesorar a los docentes y observar los indicadores de aprendizaje.
Debemos tener siempre en cuenta que el objetivo fundamental del directivo es construir una buena escuela, y con esto cerramos esta propuesta al citar lo siguiente:
“…En medio de un caudal de acciones, se trata de que el árbol no tape el bosque y se pierda de vista lo que realmente es importante”
Marturet, 2010
