Los propósitos de la estructura de “La Cátedra “, en los Institutos Superiores, abarcan tanto el fortalecimiento de la actividad académica, investigativa y de extensión de los institutos, como el propiciar al interior de las instituciones, una cultura participativa entre los docentes y alumnos, promoviendo formas alternativas de modelos de enseñanza y aprendizaje.

Se constituye en un espacio de tratamiento, re significación y producción de conocimiento tanto de la disciplina o campo disciplinar involucrados, como de las estrategias de transposición didáctica respectivas.

Para quienes provenimos de disciplinas con saberes configurados en otros campos y que somos demandados a integrarlos y articularlos en practicas que no son su origen nos enriquecemos con los aportes que provienen de aquellos egresados que hacen la formación especifica en donde nos estamos desempeñando. En mi caso particular la Psicologia atraviesa todos los diseños curriculares de los profesorados con un objetivo claro y preciso de configurar una representación de aquel futuro Sujeto, quien será destinatario de la práctica que realizaran los egresados.

El impacto de la constitución de la cátedra en la Educación del Nivel Superior implica: la organización de equipos de trabajo, el desarrollo de modelos de cultura participativa; la profundización en una disciplina en particular o en propuestas interdisciplinarias por parte de los ayudantes graduados y la incorporación de los estudiantes en las propuestas de formación docente y técnica.

La Cátedra es un espacio de formación que supone un beneficio para todos los actores institucionales involucrados: para los alumnos, para los integrantes de la cátedra (entiéndase profesor y ayudante) y para la institución.

Para los alumnos del instituto: permite un encuentro con distintas perspectivas de análisis y posibilita una formación pluralista.

Para los integrantes de la cátedra: genera una instancia de intercambio, discusión y formación, única a nivel institucional, que favorece la reflexión sobre la práctica, la autocrítica, la revisión de los marcos teóricos y su justificación en la práctica.

Se constituye además en un medio para que el ayudante graduado, dentro del marco de la institución formadora, adquiera experiencia en la enseñanza orientadora del aprendizaje y despierte el interés por la investigación.

Para los profesores: plantea una modificación en la dinámica y en la organización de la enseñanza y su proyección en el aprendizaje, y da lugar a una estructura más participativa y democrática.

Uno de las tareas más interesantes que llevan a cabo esta figura del ayudante graduado es el asesoramiento y contención del titular de la cátedra, enfatizando el aspecto emocional de la relación ayudante-docente y el sostén que el ayudante puede brindar al rol del profesor.

Asesorar y dar contención lleva consigo la participación en la planificación que se realiza junto con el docente al inicio de la cursada, la realización de eventos dentro de la institución ya que estos coordinan áreas de trabajo y se comunican con áreas fuera de la cátedra en pos de ayudar al profesor destacando en este sentido el rol de mediador, no solo entre alumnos y profesor sino al interior de la institución y la comunidad.

El docente es en todo momento un asesor, un guía pedagógico para su ayudante quien está incursionando en el área.

El ser ayudante de cátedra implica no solo aprender de tu docente, el “como” de la práctica sino también aprender a ayudarse mutuamente a mejorar la calidad del proceso de enseñanza y de aprendizaje.

La figura del ayudante graduado, si es entendida en la naturaleza de su rol, puede representar un aporte de valor en los entornos de aprendizaje. Desde su función, podrá contribuir a la mayor circulación de los flujos comunicacionales, dinamizar la intervención de la participación de los estudiantes en la construcción progresiva de saberes, delineando su perfil en términos de articulador entre los estudiantes y el docente en el proceso de construcción de conocimiento.

Su intervención en el aula colaborará en la consolidación de un grupo de trabajo más activo que promueva instancias de aprendizaje más flexibles y significativas para el estudiantuela iniciación a la docencia constituye un tramo de gran relevancia en la formación de futuros docentes, y el compromiso de la comunidad académica en este sentido evidencia esfuerzos colaborativos continuos en pos de la calidad de la enseñanza.

Habilitar este rol que la estructura de “La Cátedra” nos propone y posibilita es sin duda una decisión que redunda en beneficios para todos los involucrados en el proceso pedagógico a llevar a cabo. Entusiasmar, motivar y volverlo posible ha sido una de las mejores decisiones y experiencias que he tomado cuyos efectos resuenan en lo personal y en lo colectivo.

Emilio Tomadoni – Lic. y Prof. en Psicologia.