Analizando las fundamentaciones que presenta el diseño curricular vigente, podríamos destacar que aún se encuentran vigentes en el sistema educativo diferentes modelos: Por un lado, una corriente que asume el arte con una función comunicacional (las obras se convertirían en textos o discursos) ligándolo a la búsqueda de claridad del mensaje (aplicando las leyes de Gestalt por ejemplo), efectividad de mensaje por sobre la complejidad del proceso, y que además omite lo más interesante e importante del arte es aquello que oculta, lo no develado, la metáfora. A su vez, otro enfoque que persiste se basa en que el conocimiento proviene de la experiencia sensible, centrando el aprendizaje en el sujeto, no ya en el contenido, “educación por el arte”, colocando como prioritario los intereses de los alumnos, donde el profesor queda relegado a orientador, y sobrevalorando la expresión libre, la expresión de los sentimientos sustituyó la enseñanza de contenidos. En los tres enfoques, lo singular queda relegado, así como también la búsqueda de producción de sentido. 

Si hablamos de una educación inclusiva, debemos tener en cuenta los saberes previos de los estudiantes, la cultura y el contexto. En relación a los saberes previos nos referimos al bagaje cultural y experiencias que trae el alumno consigo al entrar al aula. 

Si bien las técnicas forman parte del aprendizaje de una disciplina artística y adquirir un dominio de las mismas es necesario para poder producir un objeto estético, ellas son un medio, un instrumento para comunicar y generar metáforas, pero debe ser el sujeto que produce, es decir el estudiante, el que seleccione la técnica más adecuada para lo que desea manifestar. Eso le permitirá romper barreras, reformular esquemas y generar un discurso propio. El Arte como campo de conocimiento autónomo, factible de ser enseñado y aprendido, aleja la concepción de pensar a la Educación Artística como soporte de otras áreas. El arte constituido por diferentes disciplinas produce y transmite sentido a partir de los lenguajes específicos. 

La cuestión del arte como conocimiento es central en materia de las políticas públicas curriculares definidas para la Educación Artística. En la actualidad se reconoce que el arte es un campo de Conocimiento, productor de imágenes ficcionales y metafóricas, que porta diversos sentidos sociales y culturales que se manifiestan a través de procesos de realización y transmisión de sus producciones. Con respecto a las políticas educativas en donde conviven estas nociones de educación artística, el artículo 40 de la LEN (Ley de educación Nacional) establece que el Ministerio de Educación Nacional, las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, “deberán garantizar una educación artística de calidad para todos”.. De esta manera, hay una legitimación por parte del Estado del lugar de la Educación Artística como espacio curricular imprescindible en la educación contemporánea de nuestro país y se aborda el arte como conocimiento que construye saberes. 

En este sentido debemos trabajar para garantizar la calidad educativa que se propone y se establece en las leyes y que en la realidad, entiendo, debemos fortalecer, propiciando los cambios necesarios que permitan encontrarnos con la Educación Artística de calidad que nuestros estudiantes necesitan y merecen, en post de generar la transformación que soñamos en nuestra sociedad, con formación, conocimiento, responsabilidad y ética profesional. 

Lic. Verónica Araceli Lofiego.